martes, 6 de septiembre de 2011

Isozaki - Mazarredo

Me encanta pasear por esta parte de la ciudad, sobretodo cuando hace frío y sol. Es como el escenario de una opereta vasca que trata sobre lo nórdico. Si bien la escalinata me provoca el deseo de tirarme rodando hasta esa zona tan bonita en la que el tranvía discurre por el césped, las dos torres me clavan al suelo como un crómlech, fingiendo una especie de orgullo que me llena los pulmones. Lástima que esté ahí el puente de Zubizuri.





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